viernes, 8 de junio de 2012

EL síndrome de Sísifo o el trabajador incansable destinado al infierno!

El síndrome de Sísifo. Según el mito, fue Sísifo, rey de Corinto, el hombre más ingenioso de Grecia. En cierta ocasión, por haber delatado a Zeus que había raptado a la ninfa Egina, el padre de los dioses le envió a la Muerte para que lo castigara y lo arrojara a los Infiernos. Su tétrica presencia, sin embargo, no asustaba al pícaro soberano. Amablemente invitó Sísifo a la Muerte a entrar por una puerta. 



Cuando la hija de la Noche y hermana del Sueño se dio cuenta, ya estaba aprisionada en un calabozo. Por largo tiempo nadie murió en el mundo. Plutón estaba triste y alarmado porque los Infiernos no recibían nuevas almas. La barca de Caronte yacía varada en una ribera de la laguna Estigia. Recurrió, entonces, a Zeus. El Olímpico envió a Marte para que desatara a la Muerte. La primera víctima fue el propio rey de Corinto. Pero éste se había confabulado con Mérope, su esposa, para que no le hiciera honras fúnebres. 

Vagando por las soledades del inframundo, el otrora poderoso monarca se lamentaba día y noche porque no había sido sepultado. Plutón, apiadado, lo dejó regresar para que arreglara cuentas con su mujer. El astuto Sísifo se escapó con la firme resolución de no volver a las sombras infernales.

Pero Sísifo envejeció. De pronto le faltaron las fuerzas para seguir huyendo de la Muerte y fue, entonces, alcanzado y arrastrado a los subterráneos del mundo.
Plutón, que no había olvidado la fuga del ladino rey, tomó ahora las precauciones necesarias para mantenerlo ocupado en sus dominios. La tarea que le impuso no le permitía un solo minuto de descanso y le impedía cualquier evasión: debía hacer rodar cuesta arriba en una montaña una enorme roca; pero, tan pronto como llegaba a la cumbre, la roca se despeña por la otra ladera y él tiene que volver a empezar su inútil trabajo.

Es aquí donde la reflexión es de vital importancia, pues hay gente que al igual que Sísifo trabaja arduamente y sin cesar para salir de su infierno personal y buscar un escape, sino al paraíso, al menos de ese infierno. Mas sin embargo, dada su posición y las condiciones de su labor esta esclavizado emocional y físicamente a un ciclo que le garantiza siempre estar ocupado y siempre distante de su meta o de algún descanso. Por ello, los invito a pensar y reflexionar sobre la vida que llevan y los planes que tienen? Que le pidieron al Espíritu de la Navidad? Mucho trabajo... lo lograron? andan agobiados y con un millón de ocupaciones y de cuentas por pagar todavía?

Si ese es el caso, cambien la formula... menos trabajo mas dinero... o al menos mas placer, mas tiempo con sus seres queridos... mas tiempo haciendo y compartiendo esas cosas que convierten a su vida un Paraíso.

Hasta la próxima!

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