viernes, 8 de junio de 2012

El Yoga, sus maestros y sus ensenanzas


Las enseñanzas hindúes de meditación y movimiento encuentran cada vez más adeptos. Pero la menor parte de ellos sabe que detrás de los ejercicios de gimnasia se esconde un sistema filosófico.
Mi primera clase comienza a las seis de la mañana en un frío cuarto de aseo iluminado por luces de neón. Delante de los lavabos se apretujan hombres y mujeres, muchos de ellos con largos atuendos de algodón. Desde fuera, música de meditación entra por las ventanas abiertas. Para mi sorpresa, ninguna de las personas presentes se está lavando los dientes o el cuerpo. La mayoría parece haber venido por una sola razón: para beber agua salada con grandes vasos y vomitarla poco después.

Shavasana: posición del cadáver

Una manguera de goma en la nariz

Algunos utilizan una jarrita de porcelana para verter el líquido en una narina, dejando que salga por la otra. Después se meten una fina manguerita de goma por la nariz hasta que salga de la boca, la cogen de ambos lados y la tiran hacia abajo y hacia arriba. Algunos tragan una venda de un metro de largo para sacarla lentamente del estómago después de algún tiempo. Todo esto no corresponde a las ideas estéticas del occidental medio.
–Son kriyas, ejercicios de purificación del hatha yoga –dice el profesor de yoga Vivek Tiwari y sostiene una de sus mangueritas delante de mi nariz–. ¿No lo quiere intentar?
–Mañana tal vez –respondo y estoy segura que jamás haré un ejercicio de kriya. Me iba a equivocar.
Ante el altar de la diosa Saraswati

Un viaje a las raíces

Me encuentro en el "Kaivalyadhama Yoga Institute" en la ciudad india de Lonavla, a unos 110 kilómetros al sureste de Mumbai. El instituto, fundado en 1924 por Swami Kuvalayananda, es uno de los centros más viejos para la investigación y las terapias de yoga en la India. Durante diez días, el campus, de más de medio kilómetro cuadrado de superficie, será mi hogar. Aquí participaré en una conferencia internacional sobre los recientes descubrimientos científicos en el campo del yoga, además asistiré a un taller de una semana. Es un viaje a las raíces de estas enseñanzas de más de 2.000 años de edad. Una pesquisa periodística que me llevará lejos de aquello que en Occidente a menudo se considera como yoga y se practica allí. Yoga es más que estar sentado en posición de loto o estar de pie sobre una sola pierna, esto lo comprende rápido el visitante del Instituto Kaivalyadhama. Es más que una gimnasia de moda.
–El yoga va mucho más allá de lo físico –dice Sri O. P. Tiwari.
Él dirige el instituto y será mi profesor durante los próximos siete días.
–El yoga me enseña cómo tengo que vivir, trabajar, pensar, qué debo comer y quién soy realmente.
El camino al "samadhi", la “conciencia de la unidad” y objetivo de la práctica del yoga, tradicionalmente tiene ocho niveles. Fueron descritos por el sabio indio Patanjali en su famoso "Yogasutra", un manual de 195 versos escritos en sanscrito, que debe de haberse redactado entre 200 antes de Cristo y 400 de nuestra era. Los primeros niveles son normas éticas o mandamientos como la pureza o la renuncia a la violencia. Si el alumno las practica en sus pensamientos, palabras y actos, encuentra la predisposición interior correcta para el yoga. En los siguientes niveles siguen las instrucciones para ejercicios corporales y de respiración, para sumergirse en su interior y meditar. Todo el camino asemeja a un viaje de fuera hacia dentro, del mundano al trascendente, y es una purificación permanente.

Las posiciones corporales conocidas en Occidente, las llamadas asanas, forman el tercer nivel de la senda espiritual. Las asanas son simplemente una herramienta: deben permitirle al practicante de yoga estar sentado durante largo tiempo y de forma cómoda y estable mientras realiza los ejercicios de respiración y meditación. Sólo más tarde, los textos de hatha yoga (los "hathapradipika" o "gheranda-Samhita", surgidos después del siglo XIV) atribuyen a estas posiciones efectos positivos sobre la musculatura, el metabolismo, la digestión y el sistema nervioso.

Jala-neti
Flujo libre de sangre y linfa

Al igual que los diversos lavados de las kriyas, las asanas sirven también para fomentar el flujo libre de sangre y linfa; de "kundalini", la „fuerza de serpiente“, y de "prana", la respiración. Pues sólo cuando estas energías vitales circulen sin obstáculo, el practicante, según los conceptos tradicionales, será capaz de alcanzar el siguiente nivel, el cuarto: el "pranayama", el control de la respiración. Se considera el umbral o la puerta a lo que realmente es una experiencia de yoga, y determinará mi vida diaria en la semana siguiente.


Quien controla la respiración controla la mente

–Prana es el rey del cuerpo –nos explica Sri O. P. Tiwari–. Si logramos controlar la respiración también controlamos la mente.
Pues la mente, según él, se asemeja a un mono salvaje que se escapa continuamente y no nos deja descansar. Con la respiración le podemos por así decirlo poner una correa y sostenerlo. Nosotros somos, además de mí, sobre todo profesores de yoga, médicos de Ayurveda, naturistas y fisioterapeutas venidos de todo el mundo, alrededor de cien hombres y mujeres. Dos veces al día nos reunimos en una gran sala, sentados sobre alfombras de colores –y respiramos–. Pero esto no es tan fácil como suena. El "mono salvaje“ tiene hambre y sed, es cansado e impaciente, se deja desconcentrar por el ladrido de unos perros y unas piernas dormidas. Velocidad y ambición, a las que estoy acostumbrada como triatleta, aquí están fuera de lugar, y hasta pueden tener consecuencias nefastas. Si el pranayama no se realiza correctamente, dice Tiwari, pueden producirse desequilibrios psicosomáticos como neurosis cardíaca, vértigo, inquietud o estados de ansiedad.

Yogis experimentados pueden dejar que se los entierre vivos

Nuestros tutores ponen un especial énfasis en la duración correcta de las pausas de respiración, llamadas "kumbhaka". Es el rasgo principal del pranayama junto al típico sonido de fricción en la garganta, que se produce por el estrechamiento de la glotis durante la respiración. En el kumbhaka o se deja de respirar durante un tiempo o se emplea al menos el doble de tiempo en la exhalación que en la inhalación. Esto hace que la respiración sea más profunda y lenta, mejora el abastecimiento del cuerpo con oxígeno, fomenta el metabolismo y la regeneración de las células –y al final, la mente se tranquiliza–. Mientras alguien sin experiencia respira unas quince veces al minuto, al avezado practicante de pranayama le bastan seis veces. Además, unas concentraciones más altas de dióxido de carbono no lo afectan. Por eso, los yogis experimentados pueden dejar que se los entierre vivos sin que esto les perjudique.

Numerosos estudios, sobre todo realizados en la India, demuestran los efectos positivos del yoga como profilaxis y prometedora terapia, utilizada con creciente éxito contra dolencias físicas y psíquicas. Los estudios más antiguos son de Swami Kuvalayananda, el fundador del Instituto Kaivalyadhama. Es considerado un pionero en el campo de la investigación paracientífica del yoga y logró demostrar ya en 1922 que ciertas prácticas generan una presión negativa que tiene un efecto positivo sobre los órganos de digestión (concretamente se trata del "uddiyana-bandha", en la que el diafragma se alza gracias a la contracción del abdomen bajo, y el "nauli", un movimiento giratorio del vientre).

Posición del arco
Reducción de estrés gracias a ejercicios de respiración

Especialistas del Instituto Kaivalyadhama también participaron en uno de los hasta ahora más amplios estudios alemanes de yoga, realizado entre 1993 y 1995 bajo la dirección de la etóloga y profesora de yoga Martina Bley. En cooperación con la cátedra de naturismo de la Freie Universität de Berlín, Bley examinó los efectos de un entrenamiento de yoga de 18 meses sobre pacientes con la presión alta, alteraciones crónicas del sueño y dolores de espalda y cabeza. Los resultados hablaron a favor de la tradicional terapia de yoga con ejercicios clásicos de hatha: pacientes con dolor de espalda, por ejemplo, registraron una intensidad y duración del dolor significativamente reducidas, en algunos casos ya después de cuatro semanas. Y Sat Bir Khalsa, profesor del Harvard Medical School (Estados Unidos), demostró en un experimento con 30 jóvenes futuros músicos profesionales que simples asanas y ejercicios de respiración pueden reducir significativamente las reacciones de estrés y el miedo escénico. Según Khalsa, los resultados se pueden aplicar también a otros grupos de personas que sienten la presión del público, por ejemplo, deportistas.

Los músculos son estimulados activamente

De esto se podrán beneficiar sobre todo aquellos deportistas que practican juegos o deportes de resistencia. Por ejemplo, los ejercicios de yoga permiten reducir hasta niveles normales el potencial de agresión acumulado durante un partido. Según Ingo Froböse de la Universidad de Deporte de Colonia (Alemania), las asanas pueden ayudar a corredores y ciclistas „consiguiendo un efecto adicional estimulando activamente los músculos.“ En los deportes de fondo se entrena en primer lugar el sistema cardiovascular, mientras la musculatura se queda más bien en un segundo plano. Pero las asanas no sólo fortalecen los músculos; sino determinados estiramientos también reducen la tensión de la musculatura. Esto no sólo resulta beneficioso para deportistas sino también para personas con enfermedades neurológicas que dan origen a calambres y espasmos. Incluso hay algunos indicios de que el yoga podría tener una influencia positiva sobre daños cerebrales ocurridos en la temprana infancia y derrames cerebrales o la enfermedad de Parkinson. Sri O. P. Tiwari está convencido de que la terapia de yoga tradicional puede ayudar a combatir la mayoría de las enfermedades que afectan al hombre moderno.
La ceremonia del fuego
–Pero no podemos demostrarlo con nuestros aparatos anticuados.

Muchos estudios de la India no son reconocidos en Occidente

Pero les falta el dinero para equipos nuevos como oxímetros para determinar la concentración de oxígeno en la sangre o citómetros para el análisis de las células o aparatos para medir las funciones cerebrales. Pero incluso si los científicos de Kaivalyadhama lograran reunir datos sobre la eficacia del yoga: muchos estudios hechos en la India no son reconocidos en Occidente porque su forma de abordar el tema no corresponde a los criterios científicos habituales, según Ingo Froböse. Como mucho, aportan primeros indicios acerca de los efectos terapéuticos del yoga. Pero tampoco los investigadores europeos o norteamericanos pueden ofrecer mucho más. Pues en Occidente apenas existen estudios sobre el yoga que demuestren la eficacia más allá de éxitos en casos aislados. El "método de doble ciego", en el que los pacientes no saben si reciben el placebo o el tratamiento no se puede aplicar al yoga hasta ahora; sin embargo, este método es necesario para que una terapia sea reconocida científicamente en Occidente. Por lo tanto, las enseñanzas hindúes de meditación y movimiento sólo lentamente encuentran un lugar en la investigación médica, en hospitales y clínicas de rehabilitación.

"La tradición es violada"
Froböse desearía un entrenamiento diseñado más a medida de los grupos específicos a los que va dirigido. Esto, dice, sólo se puede alcanzar gracias a una mejor formación y un mejor control de los profesores. Si es necesario hay que –al contrario de la enseñanza tradicional– prescindir de determinadas prácticas de yoga y de aspectos filosóficos. Sólo entonces el yoga puede alcanzar un gran público también en Occidente. Aquello que se ofrece como yoga en los gimnasios, para Froböse a menudo se aleja demasiado de las raíces clásicas. Actualmente, relata, existen „perversiones“ como yoga de boxeo o yoga desnudo.
–Aquí se está violando bastante la tradición.
Mientras, las variedades no tradicionales de Occidente incluso han llegado al país de origen. También en la India hay más y más gente que practica yoga solamente para mantenerse en forma o porque está de moda.

 El yoga hay que interiorizarlo, no sólo practicarlo

Este también es el caso de dos de mis compañeras del taller, de 66 y 70 años. Las damas de Mumbai, vestidas con elegantes saris, me cuentan que sus hijos las mandaron al taller de pranayama, porque el yoga está de moda y mantiene joven. Ya que Lonavla se encuentra en un paisaje encantador no muy lejos de Mumbai se han decidido por el Instituto Kaivalyadhama. También las investigaciones del profesor de Harvard Sat Bir Khalsa demuestran que no cualquier desviación de la tradición merma necesariamente los efectos del yoga: los músicos por él examinados que „sólo“ practicaban redujeron con éxito su estrés y miedo escénico al igual que aquellos que cambiaron todo su estilo de vida en el sentido del yoga. Sin embargo, y esto según Khalsa es decisivo, el alumno tiene que practicar de forma respetuosa, totalmente concentrado y con dedicación; tiene que interiorizar el yoga y no sólo practicarlo.

El yoga se adapta a los tiempos

–El futuro del yoga se encuentra en algún punto entre fitness y tradición –dice el profesor de yoga Klaus König, el único ponente alemán en la conferencia. Dice que el yoga siempre se ha estado transformando, adaptándose a los tiempos. Las milenarias sutras de Patanjalis se pueden interpretar de múltiples maneras.
–Es difícil decir lo que realmente es tradición.
Mientras el practicante conozca los orígenes del yoga y sepa lo que está haciendo, dice Sri O. P. Tiwari, él no se opone a pequeñas modificaciones de los ejercicios clásicos.
–Su significado sigue igual, no importa que practique el yoga en la India, en Alemania o en cualquier otro lugar.
Este mensaje hay que transmitírselo a la gente en palabras sencillas y con palabras amables, sin la intención de misionarlos. Al igual que la norma de que un alumno sólo debe aceptar aquello de lo que realmente está convencido:
–De otra forma, el yoga no tiene poder curativo.
Muchos practicantes, como Klaus König sabe por experiencia, en algún momento empiezan a interesarse por el significado original del yoga, sin que sea necesario confrontarlos desde el principio con textos históricos, mantras o prácticas de purificación.
–De repente, la gente se abre, quiere saber más, el escepticismo inicial desaparece.


Durante algunos momentos, el "mono salvaje" se queda quieto

A mí me pasa lo mismo. Con cada hora de clase me resulta más fácil concentrarme en mi respiración, realizar los ejercicios de forma más concentrada. El „mono salvaje“ parece estar sentado quieto durante unos instantes. Mi cuerpo se siente más ligero, y estoy despierta, despejada y llena de energía, aunque tengo que madrugar y renunciar a mi café matutino. El último día incluso llego a la sala de aseo puntualmente a las seis. En la mano tengo una jarrita recién comprada. Con cuidado vierto agua salada en mi narina derecha y espero que salga por la izquierda. Funciona. Con orgullo cuento mi pequeño éxito de kriya al hombre del lavabo vecino. Subhabrata de Calcuta ya ha avanzado un paso más. Por primera vez ha bebido casi un litro y medio de agua salada para luego vomitarla: para la limpieza del estómago y reducirle la acidez.
–Es tan liberador, como si uno no hubiera podido llorar durante largo tiempo y de repente todo se suelta. ¿No lo quiere probar usted también?
–Quizá la próxima vez –respondo. Y estoy segura que en algún momento lo intentaré.
Más información del fotógrafo: http://www.karinapolloniamueller.com/

1 comentario:

Clari dijo...

siempre disfrute de hacer yoga.. me relaja aunque un poco me aburre salgo bien de las clases.
ahora saque vuelos a venezuela por vacaciones, viajar es algo que tambien me apasiona y disfruto mucho