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miércoles, 26 de octubre de 2011

Tipología y significado de los espacios significativos. Hasta donde puedo o debo llegar




Para las personas que viven en grandes urbes o que viven entre las zonas intertropicales la distribución de los espacios significativos de los que Hall hace referencia serían los siguientes:
La distancia íntima. Es el espacio de aire existente a nuestro alrededor. Entrar en este espacio sólo es aceptable para las personas con relación más cercana. La medida dependerá de cada cultura. En Norteamérica este espacio abarcaría 45 centímetros alrededor de nuestro cuerpo. Las culturas latina o mediterránea ven reducidas a distancia en unos 5 ó 10 centímetros. Es la distancia del acto de amor y de la lucha, de la protección y el confortamiento. Dentro de la distancia íntima podremos distinguir la fase cercana y la fase lejana. En la fase cercana, cualquier parte de nuestro cuerpo puede tocar el cuerpo de la otra persona, esta va desde el contacto y/o penetración hasta los 15 cm. La fase media va desde los 16 cm hasta los 45 cm, aquí difícilmente podremos alcanzar a la otra persona con alguna parte de nuestro cuerpo pero sí podremos hacerlo fácilmente con las manos. Debido al gran abanico de estímulos sensoriales recibidos, penetrar en esta zona incrementa los niveles de adrenalina y las pulsaciones, causa nerviosismo y hace cambiar a la persona su forma habitual de comportamiento.
La distancia personal. Podemos asimilar este espacio como nuestra esfera o burbuja protectora. Para la población norteamericana es el espacio existente a partir de 45 cm y hasta 1,2 m. En nuestra cultura este espacio también se reduce de manera proporcional. En esta distancia igualmente podremos distinguir entre una fase cercana y una fase lejana. Una fase cercana estirando el brazo podríamos tocar a la persona y en la fase lejana ya estaría fuera de nuestro alcance. Sólo nos sentiremos cómodos si la persona que penetra en nuestra burbuja de aire es de confianza. Digamos que es el límite del abrazo hasta el principio de la pérdida de contacto.
La distancia social. Es la zona de las relaciones interpersonales. En Norteamérica se extiende desde los 1,2 m hasta los 3 m. En nuestra cultura también se verá proporcionalmente reducida esta distancia. En una cultura mediterránea o latina mantener una conversación con una persona a una distancia superior a 2 m no es una situación muy habitual.
La distancia pública. En esta distancia las personas están fuera de su círculo de implicación, compromiso o envolvimiento. Para los estadounidenses hablaríamos la distancia superior a los 3 m y va hasta el límite de lo visible o lo audible, a esta distancia los participantes tienen que amplificar recursos como la voz.
En cambio para las personas que viven en espacios rurales, para los que son de clase alta con abolengo, para los nórdicos y para los Irlandeses, por citar algunos, las distancias tenderán a ser más bien:

1)     Espacio íntimo, 15  a  1.20 mts
2)     Espacio casual-personal, 1.20  a 3.50 mts
3)     Espacio social-consultivo, 3.50  a  7.00 mts
4)     Espacio público, 7.00 mts en adelante


Aquí el determinismo cultural Darwiniano tiene gran impacto y Hall también lo consideró como una variable de gran significación y de vital importancia a la hora de establecer negociaciones o simplemente relaciones entre personas de diferentes culturas.



miércoles, 5 de octubre de 2011

De ladito te ves más bonito. Primera Entrega. Principios Básicos de Proxémica




La proxémica o psicología del espacio, según Edward Hall, antropólogo norteamericano quien acuñó el término, es una corriente que se dedica al estudio y medición de los espacios significativos. Es decir, desde y a partir de que distancia somos susceptibles a un determinado contenido y cómo vivimos las proximidades.

Sin embargo, Hall también estudió la significación emocional de la distribución del mobiliario como un reflejo de nuestra psique. Es por ello que el principio que reza “como es adentro es afuera” va a ser el mejor indicador de nuestra dinámica emocional.

En consecuencia, si confrontamos físicamente a alguien, emocionalmente también lo haremos, pero si nos ponemos del lado del ala (wing man, como dicen los anglosajones) entonces, seremos aliados. Ahora, para responder a la proverbial pregunta de quien vino primero si el huevo o la gallina, en este caso, llegaron juntos!

Me explico, si emocionalmente discrepamos con alguien, instintivamente tenderemos a colocarnos frente a el para desarrollar la discusión o confrontación. De la misma manera si combatimos en equipo contra otro grupo, pues estaremos codo a codo con nuestros aliados. También, si nos colocamos frente a alguien, aunque no tengamos las mas mínimas intenciones de pelear o discutir, eventualmente terminará ocurriendo que a lo largo de la conversación hayan puntos de vista encontrados y desacuerdos, no por ello peleas, pero si confrontaciones ya sean ideológicas o emocionales.

Vale la pena citar el común y garrafal error de las parejas que en sus primeras salidas se sientan frente a frente y no saben ¿Por Qué? Les cuesta tanto romper el hielo o se sienten incómodos o incomprendidos en sus intenciones (más allá de los nervios típicos del momento). En cambio, con otras personas con las que se sientan en diagonal la conversación resulta más fluida y sencilla.

Es muy fácil saber que mientras más ladeado me encuentre de mi interlocutor y particularmente del quien pretenda ser mi pareja, menor será la vivencia de riesgo y se potenciará la sensación de tranquilidad y seguridad. Pero, riesgo a qué? Algunos se preguntan y aquí hay múltiples respuestas que se resumen en: el riesgo a quedar expuesto, riesgo al contacto, riesgo a no gustar, riesgo a que me vean como soy, riesgo a exponer al contacto con mis genitales… en fin, a pesar de que voy a la cita esperando a que me de pie para tener futuros encuentros que me lleven a la cama o al altar, depende del nivel de romanticismo, primero hay que romper el hielo y para ello hay que ofrecer seguridad y siempre se está más dispuesto a compartir con un aliado, pues es mas seguro, que  hacerlo con alguien con quién se confronta.