La proxémica o
psicología del espacio, según Edward Hall, antropólogo norteamericano quien acuñó
el término, es una corriente que se dedica al estudio y medición de los
espacios significativos. Es decir, desde y a partir de que distancia somos
susceptibles a un determinado contenido y cómo vivimos las proximidades.
Sin embargo,
Hall también estudió la significación emocional de la distribución del
mobiliario como un reflejo de nuestra psique. Es por ello que el principio que
reza “como es adentro es afuera” va a
ser el mejor indicador de nuestra dinámica emocional.
En consecuencia,
si confrontamos físicamente a alguien, emocionalmente también lo haremos, pero
si nos ponemos del lado del ala (wing man, como dicen los anglosajones) entonces, seremos aliados. Ahora,
para responder a la proverbial pregunta de quien vino primero si el huevo o la
gallina, en este caso, llegaron juntos!
Me explico, si
emocionalmente discrepamos con alguien, instintivamente tenderemos a colocarnos
frente a el para desarrollar la discusión o confrontación. De la misma manera
si combatimos en equipo contra otro grupo, pues estaremos codo a codo con
nuestros aliados. También, si nos colocamos frente a alguien, aunque no
tengamos las mas mínimas intenciones de pelear o discutir, eventualmente
terminará ocurriendo que a lo largo de la conversación hayan puntos de vista
encontrados y desacuerdos, no por ello peleas, pero si confrontaciones ya sean
ideológicas o emocionales.
Vale la pena
citar el común y garrafal error de las parejas que en sus primeras salidas se
sientan frente a frente y no saben ¿Por Qué? Les cuesta tanto romper el hielo o
se sienten incómodos o incomprendidos en sus intenciones (más allá de los
nervios típicos del momento). En cambio, con otras personas con las que se
sientan en diagonal la conversación resulta más fluida y sencilla.
Es muy fácil
saber que mientras más ladeado me encuentre de mi interlocutor y
particularmente del quien pretenda ser mi pareja, menor será la vivencia de
riesgo y se potenciará la sensación de tranquilidad y seguridad. Pero, riesgo a
qué? Algunos se preguntan y aquí hay múltiples respuestas que se resumen en: el
riesgo a quedar expuesto, riesgo al contacto, riesgo a no gustar, riesgo a que
me vean como soy, riesgo a exponer al contacto con mis genitales… en fin, a
pesar de que voy a la cita esperando a que me de pie para tener futuros
encuentros que me lleven a la cama o al altar, depende del nivel de
romanticismo, primero hay que romper el hielo y para ello hay que ofrecer
seguridad y siempre se está más dispuesto a compartir con un aliado, pues es
mas seguro, que hacerlo con alguien con
quién se confronta.
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