jueves, 24 de noviembre de 2011

LA MAQUINA DEL TIEMPO



Se  parecía al hombre que cargaba un ladrillo, para mostrarle al mundo como había sido su casa.
Bertold Brecht


Su larga vida había transcurrido enriquecedoramente. Todas las personas que amo y cada empresa fallida le habían ensenado algo. Ese legado, ganado a fuerza de compromisos, lo prodigaba en anécdotas o consejos, según la ocasión.

Pero sabía que sus palabras no eran fieles a las imágenes que guardaba. Cada vez le resultaba más difícil contarles a los jóvenes, como era la casa de su infancia o la serena belleza de su madre cuando joven. Y no lograba trasmitir su gesto de orgullo cuando estreno su primer traje.

Además, le preocupaba los detalles que poco a poco iba olvidando y perdía para siempre. Estaba conciente que el amor como los recuerdos, se tienen solo cuando se comparten. Por eso emprendió el rescate de su vida construyendo una domestica maquina de tiempo.

Para hacerla removió todos los rincones del ático y las gavetas, una por una.

Estableció con cuidado las paradas en un mapa cronológico, cuyo inicio lo señalaba el momento en que su abuelo se despidió de su familia para emigrar a América. Y demarco el matrimonio de sus padres, las vacaciones que compartió con su mejor amigo, la fiesta en que conoció a su esposa y el nacimiento de sus hijos,…

Cuando hubo concluido y estuvo seguro, de que por siempre el o cualquier otro visitante podría viajar por su historia, se sintió satisfecho con su álbum de fotos.

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