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martes, 25 de febrero de 2014

Quien gobierna mi vida... yo o mis creencias?




Nuestras acciones están gobernadas por nuestro inconsciente  ya sea para impulsarnos a hacer lo que deseamos o para sabotearnos e impedirnos lograrlo. La verdad es que si nos saboteamos alguna acción es porque realmente el no lograr esa meta es lo que queremos y deseamos o creemos que merecemos, aunque en voz alta digamos lo contrario.

Hagamos un pequeño ejercicio: Mientras estás sentado haz círculos con el pie derecho en el sentido de las agujas del reloj (sin tocar el suelo). Mientras haces esto, dibuja el nº 6 en el aire con tu mano derecha. "TU PIE CAMBIARÁ DE DIRECCIÓN!" 

Las creencias funcionan igual, aunque de manera consciente le demos una orden a nuestro cuerpo sobre qué acción tomar, nuestras creencias o como está estructurado nuestro cerebro hará lo que saben hacer… hasta que le enseñemos algo diferente.

Todos hemos tenido una infancia, adolescencia, juventud, …. llena de experiencias que han contribuido a que nos mostremos y actuemos de maneras concretas, en gran parte, por las creencias que se han ido grabando en nuestro subconsciente. Algunas de estas creencias nos potencian, otras nos limitan, aunque en su momento tuviesen una utilidad hoy pueden resultar obsoletas y ser parte de un marco de referencia que obstruye nuestro progreso

Tu eres el propietario de tu vida , no tus creencias. Tu esencia es anterior a las creencias que te limitan y puedes modicar estas creencias que ahora no quieres o ya no te sirven, para conseguir tener aquellas que sientes que te potencian y están más acordes con tu esencia, deseos  y sentido.

Bruce Lipton, en su libro “Biología de las creencias” escribe sobre cómo hasta la composición molecular de nuestras células se modifican al cambiar nuestras creencias, pero una de las consideraciones más importantes a mi parecer radica en el hecho de saber que las creencias se guardan o reflejan en los músculos y no son el resultado de un proceso cognitivo.

Me explico, si aplicamos un test kinesiológico podremos saber de manera inmediata y con una fiabilidad de un ciento por ciento si una persona cree en algo o no y por ejemplo podemos identificar creencias básicas y fundamentales como: Quiero ser feliz o quiero ser próspero.

Lo más importante es que nosotros podemos creer de manera consciente que queremos ser felices y que queremos ser prósperos, pero quizás en nuestra niñez nos inculcaron un valor o creencia que decía que el dinero es malo o es un pecado; o quizás que no merecíamos ser felices pues cuando llegamos nosotros vino una desgracia a la casa o que nuestros padres se separaron por nuestra culpa… en fin, algunas de esos mensajes que de manera quizás inocente y nefasta nuestros padres nos pasaron y como ellos eran nuestro marco de referencia, pues les creímos.

La buena noticia es que como nuestro cerebro sólo sabe aprender, nosotros podemos reprogramarnos, resetear (por decirlo del alguna manera) nuestras creencias limitantes y cambiarlas por creencias potenciadoras volviéndonos amos y señores de nuestro destino y potenciando de manera inmediata nuestras opciones y recursos.


En una próxima entrega les hablaré sobre técnicas para hacer ese cambio de creencias de manera efectiva y permanente. 

martes, 11 de febrero de 2014

Llegarás tan lejos como creas que puedes

Si crees que puedes hacerlo,
tienes razòn
y si crees que no puedes hacerlo,
 tambièn tienes razòn
Henry Ford




Ten presente que tus creencias pueden limitarte o potenciarte, según como tú te veas y te proyectes. La percepción de tu entorno y de ti definirá tu alcance.
A fin de cuentas el éxito no es una meta en sí misma, es una forma de vida, es un paso más, una parada en el camino y es entonces que una persona exitosa es tal no por un logro, sino por una suma de logros; tal cual, cuando caminamos no nos define haber dado un paso o el haber llegado a un destino, sino la suma de lugares donde hemos estado. Ser exitoso es como ser un caminante… entonces tu llegarás tan lejos como quieras te lo propongas y al paso que te lo propongas.
Como dice el dicho: no se acaba hasta que se termina… la concepción de fracaso es sólo un elemento de percepción. Decían Bandler y Grinder al final cuando haces algo sólo obtenemos resultados. Ahora, cuando estos resultados se parecen a nuestras expectativas nosotros lo consideramos como un éxito y si no los consideramos un fracaso.
Para mí una de las personas más exitosas del mundo y cuyo invento está en absolutamente todos los hogares, calles y oficinas del mundo, es Thomas Alba Edison y el invento al que me refiero es el bombillo.
Edison para lograr que el primer bulbo se mantuviera prendido sin explotar hizo más de mil ensayos, nótese la palabra utilizada “ensayos”. Nadie mira a Edison y diría es un gran fracasado, aunque su padre lo consideró como tal en un momento hasta quemó su granero haciendo las pruebas.
Él en esos primero intentos por crear el bombillo encontró maneras precisas de cómo NO hacer las cosas hasta que dio con la correcta. Tan es así que cuando uno de sus colaboradores le preguntó que si no se cansaba de tanto fracasos el replicó diciéndole que nunca había fracasado.  
El gente tiende a darle a los científicos una licencia, un permiso formal de obrar que se llama “Método Científico” y consiste en el “ensayo y error” hasta lograr el objetivo deseado. Sin embargo, cuando se trata de nosotros mismos automáticamente nos bajamos de esa categoría científica y nos quitamos ese permiso de ensayar y de errar y nos imponemos una presión de acertar siempre y preferiblemente en las primeras de cambio. 

Recuerden que bueno o malo es solo una referencia moral que no tiene que ver en sì con los resultados, sino mas bien con la persepciòn de los mismos.

Perseveren hasta aprender la forma correcta de lograr sus metas o al menos una forma funcional para ustedes!

El èxito los espera a la vuelta de la esquina!