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domingo, 9 de octubre de 2011

De ladito te ves más bonito. Proxémica. Segunda Entrega, Aumento de Sueldo.


Un tema que generalmente nos importa a todos es el aumento de sueldo y particularmente de cómo pedirlo apropiadamente o cómo  decirle las cosas apropiadamente a ese otro significativo para que acepte lo que le estamos proponiendo.
Muchas veces confundimos frontalidad con sinceridad y este es uno de los errores fatales que da pie a un sin fin de malos entendidos y puntos de vista opuestos y encontrados. Aclaremos esto desde el principio ya que esta sutil diferencia nos permitirá mayores niveles de aceptación.
Sinceridad implica ser honesto y no ocultar cosas importantes y significativas para el otro, ser frontal, en cambio, implica una posición (la de ustedes!) la cual se presentará en contraposición de la de su interlocutor. Así que les invito a ser sinceros y flexibles a la hora de presentar sus planteamientos, como primer consejo.
Ahora, por qué de ladito nos vemos más bonitos a la hora de pedir un aumento de sueldo? Pues, resulta ser que dependiendo del tipo de argumento que vayamos a plantear como justificación para nuestro aumento de sueldo será más eficiente decirlo de un lado o del otro. Sé que esto puede sonar esotérico pero tiene un basamento científico bastante sencillo.
Si le vamos a pedir a nuestro jefe ese anhelado aumento de sueldo y nuestro argumento es emocional, diríamos algo cómo: “jefe, usted sabe que mi hijo acaba de nacer… y que mi esposa está de reposo… y yo soy el soporte familiar… y la crisis económica… y yo mejoré el clima emocional de mi equipo de trabajo” y así sumaremos argumentos que procuren sensibilizarlo emocionalmente con nosotros para que se apiade y nos de dicho aumento. Pero, si nuestro argumento es mas bien técnico, diremos cosas como: “jefe, usted sabe que desde que ingresé a la compañía he ayudado a incrementar los ingresos en un X por ciento… y he logrado una disminución en la fuga de ingresos… también he consolidado los procesos de producción…” y cosas similares que centren la atención en esa suma de detalles objetivos, concretos y contabilizables.
Ahora, dónde entra la Proxémica aquí? Pues es muy sencillo. Si nuestro discurso en básicamente emocional nos acercaremos del lado izquierdo de nuestro interlocutor, el lado del corazón (y esto es un referente meramente nemotécnico y no la razón de ser del acercamiento) y si nuestro discurso es técnico, pues entonces del lado derecho será la opción adecuada.
Esto se debe a que aproximadamente el 75%  de nuestras terminaciones visuales y auditivas son procesadas por el hemisferio opuesto y en consecuencia si hablamos del lado izquierdo de la persona, tres cuartas partes de esa información se procesará primero en el hemisferio derecho (el cual es emocional, totalitario, holístico, intuitivo, atemporal y se maneja con símbolos y representaciones por lo cual las cosas no son lo que son sino, son lo que para ellos significan). En cambio, si hablamos del lado derecho, será nuestro hemisferio izquierdo (el cual es objetivo, racional, cronológico, temporal, organizado, estructurado y saca conclusiones basadas en la data vinculable de manera secuencial)  el que procese dicha información.
Así que tengamos en cuenta qué queremos decir y acerquémonos del lado que nos resulta más efectivo para que los demás se den cuenta que “de ladito no vemos más bonitos!”

martes, 2 de junio de 2009

LATERALIDAD Y SU SIGNIFICACIÓN EMOCIONAL



Al hablar de lateralidad hacemos referencia a grandes zonas, estas áreas de significación permanecerán presente a lo largo del cuerpo sumando valor a la interpretación que hagamos de la lesión o zona de estudio.


El primer criterio de análisis considera la lateralidad que conocemos como “lateralidad básica” y plantea la siguiente:


En el lado Izquierdo: encontramos al corazón y por ello diremos que nuestras emociones profundas. Inicialmente las perspectivas hindú y asiática lo relacionan con lo femenino, además se le vincula o identifica como el lado afectivo o emocional. Sin embargo, las emociones contenidas en este lado solo refirieren a la familia, específicamente a los lazos consanguíneos. Cabe acotar, que cuando hablamos de familia hacemos referencia principalmente a padres, hermanos e hijos y posteriormente a aquel familiar cuya significación emocional causa impacto en la persona debido a presencia y recurrencia de contacto.


En el lado Derecho: encontraremos representado a lo social. Entendiendo por social a nuestros amigos significativos, el colegio o ambiente de estudio o el trabajo, vecinos según sea la edad y finalmente a nuestra pareja, ya que la pareja es el más cercano y significativo de nuestros amigos y proviene del entorno.


La diferencia principal que existe entre ambos lados radica en el hecho de que las relaciones consanguíneas son sempiternas y las sociales son finitas. De hecho en muchos de los casos las relaciones sociales significativas viene acompañadas por ritos que indican que se inició y se culmina dicha relación. Por ejemplo, el matrimonio y el divorcio o la firma de un contrato y la carta de despido.


Es de suma importancia entender que por profundo que sea el amor a la pareja, su significación invariablemente se reflejará del lado derecho. Particularmente cuando hablemos de casos como el cáncer de mama y otros similares. Si bien no hay estudios específicos sobre la significación emocional y la huella de su impacto en el caso de las personas que sufren de dextrocardia. Todo pareciera indicar, por la misma naturaleza de la condición, que la significación se mantiene pero al lateralidad de invierte. Es decir que encontraremos que la referencia o el impacto que generen las situaciones familiares se reflejará como salud o un equivalente patológico del lado derecho de la persona, quedando en este caso en el lado izquierdo todo lo que refiere a lo social.


Esto se debe a que la dextrocardia es una enfermedad cardiaca de origen genético. Como bien es sabido, el corazón se sitúa en el lado izquierdo del cuerpo, sin embargo, en esta malformación, ese orden es alterado y el corazón se ubica en el lado derecho del tórax. Ocurre durante la cuarta semana del desarrollo embrionario, cuando el tubo cardiaco primitivo se dobla a la derecha cuando normalmente debería doblarse a la izquierda.


La dextrocardia generalmente viene acompañada de una anomalía llamada situs inversus que consiste en que los órganos se encuentran en lado opuesto al que deberían estar, esta situación afecta solamente a los órganos impares y que se encuentran en un lado determinado del cuerpo, por ejemplo, el hígado, el páncreas o el estómago, en el caso del intestino grueso, el ciego se encuentra en el lado opuesto. Pero también puede ir asociada con situs ambiguus. En este caso puede ser sólo uno de los órganos el que se encuentra invertido, y los demás se encuentran en sus posiciones normales.


Esta es la única excepción a la regla en lo que a lateralidad refiere, salvo lo aquí comentado, todas las disfunciones o lesiones emocionales que se tengan a nivel familiar se reflejaran del lado izquierdo y todas aquellas que provengan del entorno social, en el lado derecho.


Sin embargo hay que ser cautelosos a la hora de hacer interpretaciones pues puede ocurrir que ante una ruptura de pareja, la que todavía no ha tenido descendencia, la persona evidencie lesiones del lado izquierdo. Esto se debe a que para el o ella la ruptura se vive no solo como la perdida de la pareja, sino como la imposibilidad inminente de tener familia y eso es lo que afecta mayormente y se manifiesta psicopatológicamente.


Por otro lado, tenemos muy arraigado en los procesos del pensamiento y concepción, casi podríamos decir que forma parte del inconsciente colectivo Junguiano, la idea de linealidad temporal. Partiendo de este principio en nuestro cuerpo debe haber huellas de nuestro pasado, nuestro presente y proyecciones de nuestro futuro. Sin embargo, en el cuerpo sólo existe un tiempo, presente subjetivo y como tal no existe el pasado ni el futuro. Vale decir, del pasado sólo conservamos aquello que todavía guarda significación para nosotros ya sea como destreza o como trauma.


Entender y aceptar este principio nos da la potestad liberadora y la opción de conservar, modificar o erradicar dicha significación, permitiéndonos optar por la salud o simplemente por otras alternativas que no sean dolorosas para el individuo. Entonces, suponiendo que se pudiera trazar un meridiano que me divida el cuerpo en dos mitades y una de estas mitades refiera al frente y otra a la parte de atrás.


En la parte trasera de nuestro cuerpo encontraremos representado nuestros aprendizajes, nuestra historia o más bien lo que conservamos de ella, los valores que nos mantienen erguidos y la representación de nuestras capacidades y expectativas; así como también las marcas o lesiones de experiencias traumáticas no superadas.


Delante, en consecuencia encontramos representado nuestro presente. Como nos vemos y nos vivimos hoy, nuestra imagen, nuestras creencias, nuestras ideas, nuestros afectos significativos, nuestras defensas principales y nuestras vulnerabilidades (evidenciadas como lesiones o cicatrices.)


Aquí encontramos también la parte de nuestro cuerpo que nos permite proyectarnos al futuro y alcanzarlo o también poner distancias y límites. Sin embargo, cuando hablamos del conjunto formado por los hombros, los brazos y las manos, la significación de los mismos siempre estará en presente subjetivo y nunca en futuro, pues como tales ellos originalmente se posicionan a ambos lados del cuerpo y cuando mucho pueden proyectarse hacia delante, mas efectivamente nunca se alcanza el futuro y solo se vive el presente, el aquí y el ahora.