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miércoles, 23 de mayo de 2012

La Salud Orgánica Vs Salud Social Reflejada en nuestro Sistema Digestivo. (Food Revolution Primera Parte)

Aprovecho este espacio para compartir con ustedes de manera un poco mas amplia lo que comente en la charla de Food Revolution gracias a la invitación que me hiciera su moderadora y embajadora del Food Revolution en Caracas Maria Lorena Bello, quien me dio la oportunidad de compartir un espacio junto a un muy prestigioso panel compuesto por  Jenny Maldonado, Víctor Moreno, Nidal Barake y Carlos Cedeño.


De aquí quiero principalmente rescatar un par de ideas que se dijeron durante las ponencias e irlas comparando con las relaciones sociales... Comentaba Víctor la importancia de hacer un menú cacero, luego hacer las compras, prepararlo, servirlo, comer con cubiertos sentados en la mesa, hacer una sobre mesa que incluya conversación y señalaba como el factor determinante muchas veces en que esto se pueda llevar a cabo el factor tiempo; así que una comida balanceada requiere tiempo y dedicación al igual que las relaciones sociales. La calidad de las relaciones estriba en la calidad de tiempo que compartimos con las personas y siempre es de vital importancia apartar ademas cierta cantidad de tiempo, pues 5 minutos de calidad no hacen a un padre un buen padre o a una pareja buena pareja o a tu interlocutor lo vuelve compañía. Así que listen brevemente cinco relaciones que sean para ustedes importantes y chequeen si les están dedicando el tiempo que esas relaciones merecen.

Una vez aquí, acompañados de su gente querida, dense la oportunidad de saborear lo que coman, degusten tanto los alimentos como a las personas que están junto a ustedes disfrutando del ritual del banquete. Es por ello que Victor resaltaba la importancia de comer con cubiertos y no solo comida rápida  y Nidal comentaba sobre el Slow Food como tendencia y Carlos rescataba lo vital de que los padres atiendan a sus hijos y conscienticen que la comida es parte se formación y como tal merece ser tomada muy en cuenta.

Salir del paso con una empanada o algo de panadería cotidianamente, como norma alimenticia no solo nos dejaría bastante desbalanceada la dieta, según diría Jenny, sino que deja en evidencia  como puede ser mas importante producir dinero para salir de viaje, que tener un tiempo de calidad con nuestros seres queridos.

Es aquí en donde en nombre de la salud social, es decir, estar bien con nuestros jefes o nuestros trabajos, mantener ese status quo inamovible, cumplir con los estudios o esas actividades que se han ido convirtiendo en obligatorias pues hay cuentas que pagar... se vuelven la excusa perfecta, muchas veces de manera inconsciente, para volver las relaciones no nutritivas y  mas bien nocivas, lo cual terminamos reflejando en la forma de comer y de relacionarnos con los otros. Finalmente, somos los que comemos y como resaltaba Jenny nuestro cuerpo es un conjunto de cascadas y reacciones bioquímicas que luego se manifiestan en acciones y sensaciones, así que si comemos porquerías nuestra alegría ira mermando progresivamente, convirtiéndose en tristezas y rabia ya sea por el sobre esfuerzo de nuestro cuerpo en pro de procesar esos alimentos o por haber perdido nuestra salud y ahora tener que dedicar tiempo y dinero, solo en recuperarla.

En la próxima entrega les cuento mas sobre este maravilloso encuentro, se les quiere...

domingo, 11 de septiembre de 2011

“La enfermedad es el esfuerzo de la naturaleza por curar el cuerpo.” Es justo lo que necesitaba pero no entendía.




 

Con esta frase Junguiana quiero invitarlos a escuchar con un poco mas de cautela a su cuerpo y en alguno de los casos, quizás, tratarlo como tratan a sus carros.

Desde el enfoque de la bioenergética, nada de lo que ocurre en nuestro cuerpo es “casual” sino “causal,” es por ello, que la creencia popular que reza “enfermarse es siempre malo!” es errónea; más que malo enfermarse tiene un costo, un costo físico que compensa en términos psicológicos un costo emocional de una realidad subjetiva que resulta más difícil, angustiante o dolorosa de soportar.

Sin embargo, la enfermedad no es más que la manifestación de un síntoma o conjunto de síntomas que son la voz de nuestro cuerpo, son la alarma que nos está indicando que hay algo que debemos arreglar o ajustar.

Justamente aquí radica la importancia de escuchar bien a nuestro cuerpo y dejar la prisa por aplacar los síntomas como manifestaciones molestas que interrumpen la homeostasis regular de nuestro organismo para pasar a tomar atención en lo que hay detrás de cada malestar.

Pues, el síntoma lo podemos aplacar mil y una vez con analgésicos y afines pero este seguirá apareciendo o incrementándose siempre y cuando la causa físico-emocional que lo genera siga existiendo. Sin embargo, si en vez de  ocuparnos de aplacar las manifestaciones sintomáticas molestas nos ocupáramos de escuchar lo que nuestro cuerpo nos está diciendo y tomáramos correctivos necesarios a nivel de nuestras relaciones significativas y de las cargas emocionales que llevamos encima, entonces, la aparición del síntoma habrá valido la pena” pues sirvió para solucionar la raíz del problema que hacía eco emocional.

El común denominador de la gente no duda en consultar al médico, dentista o al oftalmólogo, sin embargo la idea de consultar a un psicólogo o a un terapeuta genera enormes niveles de reserva y por lo general suele venir acompañado de considerables niveles de angustia y estrés. La realidad es que el trastorno no es más que el resultado de un fracaso en un proceso de adaptación y en tanto  no es una desgracia, sino más bien, algo que puede ser totalmente tratable y transitorio.

Mírenlo de esta manera, cuando a su automóvil se le enciende alguna luz en el tablero, no nos molestamos con la luz por decirnos que debemos poner gasolina, aceite, cambiar el alternador o revisar el motor, sino que nos alegramos del aviso y hacemos algo antes de que el motor de dañe permanentemente.

La gente no piensa: “mejor déjame quitarle el bombillo a la luz del tanque de gasolina así se apagará y dejara la alarma”. El razonamiento suele ser: “busquemos una bomba y pongamos gasolina o llevemos el carro al taller.”

Cuando la alarma o el síntoma aparece en términos personales, por lo general la ocupación suele ser atacar el síntoma en vez de evaluar por completo la situación y tomar acciones que permitan erradicar la  causa que genera el síntoma. Así que la próxima vez, tratemos a nuestro cuerpo al menos tan bien como tratamos a nuestros carros y atendamos a la raíz del síntoma.