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domingo, 12 de julio de 2015

¿Por qué nos enfermamos?

 
El enfermo no es una víctima inocente
de errores de la naturaleza,
sino su propio verdugo.
 Thorwald Deihlefsen y Rudiger Dahlke







Louise Hay dice que está convencida de que nosotros mismos creamos todo lo que llamamos «enfermedad». El cuerpo, como todo en la vida, es un espejo de nuestras ideas y creencias. El cuerpo está siempre hablándonos; sólo falta que nos molestemos en escucharlo. Cada célula de tu cuerpo responde a cada una de las cosas que piensas y a cada palabra que dices.

El cuerpo es un vehículo o medio de expresión que manifiesta los conflictos que hay a nivel mental, emocional o espiritual, con la expectativa de ser traducidos en un ajuste en la relación donde se origina realmente el estrés o problema.

“Cuando en tu cuerpo se manifiesta un síntoma, este (más o menos) llama tu atención, interrumpiendo bruscamente, la continuidad de tu vida diaria. Un síntoma es una señal que atrae tu atención, interés y energía y, por tanto, impide que tu vida continúe normalmente. Esa interrupción que parece llegar de fuera produce una molestia y desde ese momento no te deja otra alternativa que ocuparte de eliminar la molestia.
El síntoma te está diciendo lo que tienes que ajustar, sólo que para ello debes entender su lenguaje. Además, esto supone de tu parte una sinceridad difícil de soportar pues a veces dicen cosas muy importantes y relevantes para nosotros ya que nos conocemos íntima y realmente. Resulta más fácil, cómodo y llevadero vivir engañado que afrontar ciertas realidades.
La enfermedad no es obstáculo que se cruza en tu camino, sino que es el camino que debes transitar para llegar a la curación. Siendo realmente la prevención y un estilo de vida armonioso, amoroso lo ideal, lo sano y lo deseable.
“El síntoma es la forma sincera de expresión del sentir humano, manifiesto desde el hacer corpóreo. La enfermedad es parte de un sistema de regulación muy amplio al servicio de la evolución. No se debe liberar al ser humano de la enfermedad, ya que la salud la necesita como contrapartida", tomado de La enfermedad como camino.
Cuando comprendes la diferencia entre enfermedad y síntoma, tu actitud y tu relación con la enfermedad se modifican rápidamente. Ya no consideras al síntoma como tu enemigo sino que descubrirás en él a un aliado que puede ayudarte a vencer a la enfermedad.

Deihlefsen y Dahlke comentan que Edgar Heim, en su libro Krankheit als krise und Chance plantea que un adulto, en veinticinco años de vida, padece por término medio una enfermedad muy grave, veinte graves y unas doscientas menos graves.

martes, 8 de abril de 2014

Cumplo el tratamiento y sigo enfermando, Porqué?

La mente puede curar, y de hecho cura. La eficacia y realidad del efecto placebo es indiscutible. Pero la mente funciona igualmente en dirección opuesta. Puede matar! A esto último se llama efecto nocebo.
Para referirme al conocido por todos como efecto placebo, quizás hubiera escuchado alguna palabra suelta y hasta es posible que un cierto esbozo de conversación sobre el asunto, pero cuando realmente me enfrenté de manera mas o menos organizada y seria a la problemática que plantea fue durante mis años en la industria farmacéutica. 
Aparentemente todo es simple, se trata de probar un nuevo medicamento, una droga como se dice en terminología legal. Se selecciona sin especial cuidado un colectivo de voluntarios. \ A unos se les suministra la droga cuyos efectos terapéuticos se trata de evaluar in vivo.A otros sencillamente agua con azúcar, advirtiendo, claro, que están tomando una droga, precisamente la sometida al test en humanos, para que interioricen su consumo destinado a la finalidad terapéutica de que se trata. Pues bien, el efecto placebo consiste en que muchos de los que ingirieron azúcar reflejaron los mismos síntomas y efectos que aquellos que consumieron la droga en cuestión.
La medicina, como digo, llama a esto efecto placebo. Algunos otros investigadores como Lipton prefieren, con razón, utilizar la expresión mas gráfica, y para mi mucho mas ilustrativa, de “efectos de las creencias”, queriendo resaltar y llamar la atención sobre un aspecto capital: que nuestras ideas, percepciones, creencias, sean o no acertadas, tengan o carezcan de base fáctica o racional, tienen un efecto directo e inmediato sobre nuestro organismo, sobre nuestro comportamiento. 
Es así de lineal: el poder de la mente, expresado en términos de creencia, sobre el cuerpo, sobre el organismo. En una dirección, en este caso: la curativa, por así decir. Con palabras mas llanas: el poder de la mente en la curación de dolencias y enfermedades sin auxilio de agentes exteriores como los fármacos. ¿Se necesitan mayores evidencias de que la mente puede controlar el cuerpo?. Siendo esto así, dado que la mente puede producir “moléculas de emoción”, ¿acaso hay duda de los efectos orgánicos de las emociones?
Muchos “científicos” actuales lo niegan de manera tan rotunda como obtusa. Para la medicina tradicional el efecto placebo es cosa de curanderos, visionarios o sencillamente pacientes altamente sugestionables con los que no se puede construir un patrón de comportamiento “científicamente válido”. Por eso siguen cuestionando, aunque cada día con menos fuerza y convicción, que el aparato emocional influya de modo decisivo en el aparato orgánico. Una cosa es que sepamos cómo. Otra que neguemos el qué. El hecho es, según todas las evidencias, que lo emocional controla lo orgánico, o cuando menos lo afecta de manera muy potente.afecta. Descubrir el modo y manera en que se producen, el mecanismo a través del cual se actúa, es harina de diferente costal. En eso están algunos. Contra muchos vientos y mareas. Los vientos y las mareas, por cierto, no son necesaria y exclusivamente escrupulosos científicos. Si desechamos el poder de la mente en la curación de las enfermedades nos quedan dos mecanismos: la droga, esto es, el fármaco, y la cirugía. Ambos acompañados al compás de las sofisticadas técnicas de diagnóstico. Y hablamos de capitales gigantescos invertidos en la industria farmacéutica reclamados de amortización y rentabilidad.
Hablando de cirugía, un postulado tradicional era el siguiente: “en cirugía no cabe el efecto placebo” Bruce Moseley publicó en 2012 un estudio sobre la cirugía de rodilla y en concreto traba de averiguar qué parte de la cirugía provocaba la mejora en los pacientes.  Para ello, llevado de ese afán de saber lo inconveniente que caracteriza al verdadero investigador, dividió el grupo en tres secciones. Al primero le rebajó el cartílago dañado. Al otro le limpió la rodilla para erradicar cualquier material que pudiera ser responsable del efecto inflamatorio. Estas dos intervenciones constituyen lo que podríamos llamar tratamientos clásicos en estas dolencias. Al tercer grupo, sencillamente no le hizo nada. Sedó a los pacientes, hizo las tres incisiones de rigor, habló y actuó como normalmente lo hacía en todas sus intervenciones quirúrgicas y llegó hasta meter la mano en los sueros salinos para imitar el ruido que se produce al limpiar la articulación. Tardó cuarenta minutos en esta operación “virtual” y cosió. A los tres grupos se les aplicaron idénticos tratamientos o cuidados postoperatorios.
Los resultados fueron para algunos sorprendentes. Los dos primeros grupos mejoraron, conforme a lo previsto y a la experiencia de casos similares. El problema es que el tercer grupo también mejoró y lo hizo con idéntica intensidad a los dos operados. Para evidenciarlo se mostraron imágenes del grupo placebo jugando al baloncesto, corriendo y haciendo cosas que les resultaban imposibles antes de ser “operados”.
Miles de ejemplos ilustrarían esta entrada. No son necesarios. El poder de la mente es obvio. Por mucho que lo niegue la medicina convencional y afecte a los intereses de la industria farmacéutica. Es sólo, como tantas cosas, cuestión de tiempo.
Ahora quiero llamar la atención sobre lo contrario, lo que se llama efecto nocebo. La mente puede curar, como acabo de describir, pero ele principio, el mecanismo tambien funciona en dirección opuesta: puede matar.
Clifton Meador llevaba reflexionando sobre el poder de la mente durante mas de treinta años. En 1974 tuvo un paciente, su nombre era Sam Londe, quien decía padecer cáncer de esófago, enfermedad que por aquellos días era sencillamente letal. Le trataron el cáncer con técnicas convencionales, convencidos todos los médicos que ese tipo de cáncer necesariamente recidivaría, esto es, se reproduciría. Sin solución. En efecto: Londe murió poco después de su diagnóstico y tratamiento.
Decidieron practicar la autopsia. No encontraron ningún cáncer. En cualquier caso, ni por asomo células cancerígenas capaces de producir las muerte. Tenía un par de manchas en el hígado y otra en el pulmón, pero ni rastro del supuesto cáncer de esófago que oficialmente era el responsable de su muerte.
¿De qué murió si no tenía cáncer?. Treinta años después, Meador sigue dando vueltas al asunto:
-Creí que tenía cáncer. El creyó que tenía cáncer. Todos cuantos le rodeaban creían que tenía cáncer… ¿Le robé la esperanza de alguna forma?
Terrible pregunta. Pero ahí queda, en el aire de las conciencias. El efecto placebo funciona. El efecto nocebo tambien. Una de nuestras grandes obligaciones consiste en no robar la esperanza.
Y continúo, ahora con la sincronías. Esta mañana, a eso de la una y media, estaba citado por el doctor Domínguez para un reconocimiento de rutina. Cumplido el trámite sin percances de salud, aparte de lo derivados del mero transcurrir del tiempo, nos fuimos a almorzar. La conversación derivó sobre los efectos de la hipnosis, porque el doctor es experto en esa materia y uno de los grandes especialistas españoles en sueño. Me relataba como funciona en el plano de los efectos la hipnosis como técnica curativa incluso de lesiones musculares. En ese instante se detuvo y me dijo:
-La mente funciona sobre el organismo en dos direcciones. El efecto placebo o curativo y el efecto nocebo o dañino. este último es mucho menos conocido, pero igual de cierto. Permanecía en silencio. Inevitable que viniera a mi mente el articulo escrito en las primeras horas de esta madrugada. El Dr. Domínguez continuó:
-Lo peor que puede hacerse con una persona enferma es arrebatarle la esperanza. Eso es condenarle a una muerte segura!
¿Sincronías? Cada uno puede utilizar la palabra que mejor le cuadre, pero es curioso cuando menos la secuencia del día. Pero, en fin, eso importa mas bien poco. Lo que cuenta es que la mente funciona en las dos direcciones: placebo y nocebo. Curar o lastimar... 
Los límites son internos y las posibilidades, también!

Basado en un artículo de Mario Conde

Quién es la víctima mi AND o yo? Qué puedo hacer?

Tradicionalmente nos enseñan que los genes determinan y controlan nuestra vida, que en ellos se inscriben todas nuestras capacidades y características, pero la medicina moderna, particularmente los estudios de Bruce Lipton han demostrado que esto es falso. el factor genético es determinante para los rasgos físicos pero no para los de personalidad y menos aún para los de salud, física y emocional.


Entonces, NO somos víctimas de nuestra genética, en realidad es el ADN el que está controlado o influenciado por el medio externo celular.

¿Qué significa eso?
La célula es la vida. Hablar de una célula es como hablar de una persona. Nosotros recibimos la información a través de los cinco sentidos y las células reciben las señales del entorno a través de los receptores que captan la información. El ADN es controlado por señales que vienen desde fuera
de la célula, incluyendo mensajes energéticos de nuestros propios pensamientos, tanto los positivos como los negativos.

¿Donde están y actúan nuestras creencias?
los estudios del Dr. Lipton develaron una realidad que sorprendió y puso de patas arriba al mundo de la medicina y es que las creencias no están en nuestra mente, están en nuestros músculos. Exactamente, leyeron bien, en nuestros músculos; es por ello que finalmente actuamos y reaccionamos en función a nuestras creencias primarias, esas que nos indican todo lo referente a ser feliz, ser próspero, cómo amar y ser amado, que cosas merecemos y hasta a dónde podemos llegar en nuestra vida.

¿Somos lo que vivimos y pensamos?
Sí, y cambiar nuestra manera de vivir y de percibir el mundo es cambiar nuestra biología. Los estudios demuestran que las células cambian en función del entorno, es lo que llamamos epigenética. Epi significa por encima de la genética, más allá de ella.

Esto quiere decir que, según el entorno y como tú respondes al mundo, un gen puede crear 30.000 diferentes variaciones. Menos del 10% del cáncer es heredado, es el estilo de vida lo que determina la genética.

¿Es el entorno el que nos define?
Aprendemos a vernos como nos ven, a valorarnos como nos valoran. Lo que escuchamos y vivimos nos forma. No vemos el mundo como es, vemos el mundo como somos. Somos víctimas de nuestras creencias, pero podemos cambiarlas.

Pero las creencias están inscritas en lo más profundo de nuestro subconsciente.
Cierto. El subconsciente es un procesador de información un millón de veces más rápido que la mente consciente y utiliza entre el 95% y el 99% del tiempo la información ya almacenada desde nuestra niñez como un referente, en particular lo que aprendimos como normas, valores y posibilidades durante los primeros siete años de vida. Por eso, cuando decidimos algo como: ganar más dinero, si nuestro subconsciente contiene información de que es muy difícil ganarse la vida, no lo conseguiremos. o si aprendimos que la Vida es dura o que no merecemos ser felices. Pues, no importará lo fuerte que nos esforcemos, al final nos guiaremos pues nuestro aprendizaje interior que nos fija los límites y las posibilidades.

¿Entonces?
Si cambiamos las percepciones que tenemos en el subconsciente, cambiará nuestra realidad, y lo he comprobado a través de numerosos experimentos. Al reprogramar las creencias y percepciones que tenemos de cómo es la felicidad, la paz, la abundancia, podemos conquistarlas.

Cambio mi pensar y cambio mi ser???
Así es como funciona el efecto placebo. Si pienso que una pastilla me puede sanar, me la tomo y me encuentro mejor. Sin embargo, el cambio de creencias no es sólo decir en voz alta una nueva creencia. Implica interiorizar esa nueva creencia y reemplazar la anterior, va mas allá de saber decir en voz alta lo que queremos,tiene que ver con el ser congruentes con ello en todos los aspectos; en lo que refiere al qué hacemos, si nos lo merecemos, si lo queremos, para qué lo queremos y si realmente sentimos que eso que decirnos que queremos nos lo merecemos y lo podemos llevar a cabo.

¿Mis creencias me modelan y determinan?
Eso parece. Al igual que los pensamientos positivos y el efecto placebo afectan a nuestra biología, existe el efecto nocebo: si crees que algo te hará daño, acabará por hacerte daño. Henry Ford decía que tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, tienen razón. Si eliges vivir un mundo lleno de amor, tu salud mejorará.

¿Y eso por qué?
La química que provoca la alegría y el amor hace que nuestras células crezcan, y la química que provoca el miedo hace que las células mueran. Los pensamientos positivos son un imperativo biológico para una vida feliz y saludable. Existen dos mecanismos de supervivencia: el crecimiento y la protección, y ambos no pueden operar al mismo tiempo, aquí está la clave!

O creces o te proteges.
Los procesos de crecimiento requieren un intercambio libre de información con el medio, la protección requiere el cierre completo del sistema. Una respuesta de protección mantenida inhibe la producción de energía necesaria para la vida.

¿Qué significa prosperar?
Para prosperar necesitamos buscar de forma activa la alegría y el amor, y llenar nuestra vida de estímulos que desencadenen procesos de crecimiento. Las hormonas del estrés coordinan la función de los órganos corporales e inhiben los procesos de crecimiento, suprimen por completo la actuación del sistema inmunológico.

¿La culpa de todo la tienen los padres?
Las percepciones que formamos durante los primeros seis o siete años de vida, cuando el cerebro recibe la máxima información en un mínimo tiempo para entender el entorno, nos afectan el resto de la vida.

Y las creencias inconscientes pasan de padres a hijos.
Así es, son efectivamente modeladas, las conductas y los comportamientos, creencias y actitudes que observamos en nuestros padres se graban en nuestro cerebro y controlan nuestra biología el resto de la vida, a menos que aprendamos a volver a programarla. lo bueno es que una cualidad innata del cerebro es la de aprender; así que siempre le podemos ensenar algo nuevo.

¿Cómo detectar creencias negativas?
La vida es un reflejo de la mente subconsciente, lo que nos funciona bien en la vida son esas cosas que el subconsciente te permite que funcionen, lo que requiere mucho esfuerzo son esas cosas que tu subconsciente no apoya. si hay alguna parte de tu vida que este en crisis,  a nivel de pareja, en el trabajo, alguna enfermedad o inclusive la simple vivencia de no saber por que pero ser infeliz, pues esos son indicadores de que hay unas creencias limitantes actuando a nivel inconsciente que te están atacando en vez de apoyando. 

¿Debo doblegar a mi subconsciente?
La idea no es librar una batalla personal, muy por el contrario, implica hacer las paces con uno mismo desde lo mas profundo de nuestro ser y entonces identificar cuales creencias antes nos limitaban y bloqueaban para ahora cambiarlas por aquellas que me potencien y me ayuden a lograr todo aquello que quiero, me propongo y siento que me merezco... incluso más de lo que has llegado a soñar 


domingo, 2 de octubre de 2011

Verticalidad, el cuerpo y su significado emocional de pies a cabeza





Si aceptamos que la materia es energía, podemos decir que toda manifestación del ser siempre es expresión de su funcionamiento orgánico. Nuestro aparato funcional se vuelca de un contacto continuo de un movimiento energético interno a un intercambio constante con el medio externo. Por varios motivos se pueden instaurar bloqueos en ese sistema, provocando disfunciones. La represión de la energía transforma su calidad: al paralizarse pierde su característica vital y dinámica tornándose patológica y perversa.

Por ejemplo, cuando a un niño no se le permite la legítima expresión de su tristeza o de sus miedos por medio del llanto («los hombres no lloran») se exigirá una contracción de los músculos de la garganta para que el llanto «sea tragado». Con una represión continua de esa expresión (por las amenazas de castigo) se instalará una contracción crónica de los músculos de la garganta, hasta el punto de que pasado algún tiempo se pierda la posibilidad del llanto, aunque ya no se lo reprima.

La represión ya está internalizada. Los músculos contraídos no obedecerán más al control consciente, estarán bajo el severo dominio del sistema nervioso autónomo simpático que es el responsable de la acción del organismo en situaciones de peligro (la amenaza de los padres es peligrosa). Se dice que esta musculatura está en el régimen simpático tónico. No se adelantará en la posterior comprensión racional de los motivos que generaron aquella contracción pues la grabación de la represión es muscular.

Aquel niño, ahora adulto, podrá conocer los motivos (ahora conscientes) de esta «disfunción» suya, pero continuará incapacitado para llorar. Aquí hay una gran diferencia entre las terapias; la acción corporal actúa en un nivel biológico, buscando recuperar el movimiento natural de la expresión, de la expansión, la otra vertiente es la pulsación, que es el ritmo natural del movimiento de la energía vital.

Observando las tensiones corporales, Reich percibió que se establecen en el cuerpo en sentido transversal formando anillos de coraza. El flujo natural de energía es predominantemente longitudinal, o sea de arriba hacia abajo, siguiendo la anatomía del cuerpo. Los anillos identificados por Reich fueron siete: ocular, oral, cervical, torácico, diafragmático, abdominal y pélvico. (Los chacras fundamentales de la cultura hindú también son siete).

Así se divide nuestro cuerpo y estas son las emociones preponderantes cuando el flujo está abierto.



Y esta es una representación de nuestro cuerpo cuando está bloqueado en alguno de los anillos y en consecuencia las emociones que se presentan perversamente en cada segmento.


domingo, 11 de septiembre de 2011

“La enfermedad es el esfuerzo de la naturaleza por curar el cuerpo.” Es justo lo que necesitaba pero no entendía.




 

Con esta frase Junguiana quiero invitarlos a escuchar con un poco mas de cautela a su cuerpo y en alguno de los casos, quizás, tratarlo como tratan a sus carros.

Desde el enfoque de la bioenergética, nada de lo que ocurre en nuestro cuerpo es “casual” sino “causal,” es por ello, que la creencia popular que reza “enfermarse es siempre malo!” es errónea; más que malo enfermarse tiene un costo, un costo físico que compensa en términos psicológicos un costo emocional de una realidad subjetiva que resulta más difícil, angustiante o dolorosa de soportar.

Sin embargo, la enfermedad no es más que la manifestación de un síntoma o conjunto de síntomas que son la voz de nuestro cuerpo, son la alarma que nos está indicando que hay algo que debemos arreglar o ajustar.

Justamente aquí radica la importancia de escuchar bien a nuestro cuerpo y dejar la prisa por aplacar los síntomas como manifestaciones molestas que interrumpen la homeostasis regular de nuestro organismo para pasar a tomar atención en lo que hay detrás de cada malestar.

Pues, el síntoma lo podemos aplacar mil y una vez con analgésicos y afines pero este seguirá apareciendo o incrementándose siempre y cuando la causa físico-emocional que lo genera siga existiendo. Sin embargo, si en vez de  ocuparnos de aplacar las manifestaciones sintomáticas molestas nos ocupáramos de escuchar lo que nuestro cuerpo nos está diciendo y tomáramos correctivos necesarios a nivel de nuestras relaciones significativas y de las cargas emocionales que llevamos encima, entonces, la aparición del síntoma habrá valido la pena” pues sirvió para solucionar la raíz del problema que hacía eco emocional.

El común denominador de la gente no duda en consultar al médico, dentista o al oftalmólogo, sin embargo la idea de consultar a un psicólogo o a un terapeuta genera enormes niveles de reserva y por lo general suele venir acompañado de considerables niveles de angustia y estrés. La realidad es que el trastorno no es más que el resultado de un fracaso en un proceso de adaptación y en tanto  no es una desgracia, sino más bien, algo que puede ser totalmente tratable y transitorio.

Mírenlo de esta manera, cuando a su automóvil se le enciende alguna luz en el tablero, no nos molestamos con la luz por decirnos que debemos poner gasolina, aceite, cambiar el alternador o revisar el motor, sino que nos alegramos del aviso y hacemos algo antes de que el motor de dañe permanentemente.

La gente no piensa: “mejor déjame quitarle el bombillo a la luz del tanque de gasolina así se apagará y dejara la alarma”. El razonamiento suele ser: “busquemos una bomba y pongamos gasolina o llevemos el carro al taller.”

Cuando la alarma o el síntoma aparece en términos personales, por lo general la ocupación suele ser atacar el síntoma en vez de evaluar por completo la situación y tomar acciones que permitan erradicar la  causa que genera el síntoma. Así que la próxima vez, tratemos a nuestro cuerpo al menos tan bien como tratamos a nuestros carros y atendamos a la raíz del síntoma.

martes, 2 de junio de 2009

Bioenergética: ¿Qué duele y qué significa?


Cuando el cuerpo humano presenta un síntoma físico, hay una vinculación emocional que le está indicando a la persona que hay un tema interno que solventar. La Bioenergética ayuda a mirar el nexo que hay entre los signos que se presentan y su relación con el mundo interior del paciente.

El cuerpo físico de una persona almacena y contiene mucha más información de la que se puede observar a simple vista. Incluso, la salud de un organismo vivo no sólo está vinculada al funcionamiento adecuado de sus órganos, sino al manejo de sus emociones.

El cuerpo y las emociones están relacionados intrínsecamente. En el primero, se pueden manifestar las alteraciones del mundo emocional; y según como cada individuo maneje sus emociones, habrá síntomas o no en la parte física.

Gabriel Rodríguez, Terapeuta Bioenergético, comenta al respecto: “Si la persona manifiesta su emoción reaccionará con salud”. En este sentido, explica que los problemas comienzan cuando la persona elige no mostrar lo que sucede por dentro.

Llegan los síntomas

El terapeuta consultado explica que cuando la salud orgánica pierde el equilibrio, se comienzan a manifestar síntomas conocidos como enfermedades. “Es lo que da el mensaje de que algo en nuestro organismo requiere un ajuste”, dice Rodríguez.

Gabriel Rodríguez hace la diferencia entre la salud orgánica y la social. En la primera, el organismo toma del ambiente lo que le sirve y se nutre. Lo que no le sirve, lo excreta. En la segunda, la persona toma del ambiente lo que le nutre, pero no puede eliminar todo lo que desea por condicionantes sociales.

En el proceso de socialización y educación del individuo, el cuerpo es reeducado y aprende a no extraer de su organismo aquello que no le sirve. “Preferimos funcionar bajo la visión de la salud social, de lo que es correcto”, indica el entrevistado.

¿Cuál es la salida más común cuando aparecen los síntomas? Lo que suele suceder es que las personas se molestan con la enfermedad y atacan al síntoma, en vez que alegrarse porque su cuerpo les está mostrando que algo no anda bien. “Es como si cuando vas manejando, se enciende la luz del tablero indicando que el carro necesita aceite, y el conductor en vez de echarle el líquido, rompe el bombillo”, cuenta Gabriel Rodríguez.

La energía en el cuerpo

Para comprender cómo la salud o su ausencia están vinculadas con las emociones, se puede utilizar la Bioenergética, que Rodríguez define como un modelo terapéutico que estudia el equilibrio energético dentro del cuerpo. “Si existe un bloqueo de energía en la persona, éste quedará fijo en el cuerpo y a la vez moldeará su carácter o personalidad”, señala el entrevistado.

Cuando se trata de las dolencias físicas, es importante mirar los síntomas, cómo afectan al paciente y cómo se vincula con su entorno y sus relaciones.

El experto en este tema comenta que la Bioenergética permite mirar todas las enfermedades e incluso los accidentes en la historia de vida de la persona.

En este sentido, comenta: “Si una persona enferma en soledad es porque extraña esa relación. Si presenta síntomas estando con otros, es porque las relaciones no son sanas para él. Detrás de toda patología, hay una relación en déficit. Incluso, puede decirse que lo amenazante puede ser asumir el vínculo”.

Principios de la Bioenergética

De acuerdo al abordaje en Bioenergética, dos principios fundamentales rigen y explican los síntomas que se manifiestan en los seres humanos.

El primero, es el principio de lateralidad. En el lado izquierdo del cuerpo se reflejan las relaciones familiares significativas: padre, madre, hermanos, hijos. En el caso del lado derecho, se muestran las sociales: vecinos, pareja, amigos, trabajo. Esto quiere decir, que dependiendo del lado donde se presenta el síntoma, habrá ue revisar una vinculación familiar o una social.

El segundo principio es el de verticalidad, según el cual en cada zona del cuerpo se reflejan diferentes aspectos.

En la cabeza, se mira lo abstracto, las ideas, lo fantástico. En esta parte del cuerpo tengo mi identidad, mi ego, mi imagen.

Los síntomas entre cuello y cintura, pueden estar vinculados a la vitalidad y a los afectos. “Allí tengo los órganos que necesito para estar vivo, como el corazón y los pulmones”, dice Rodríguez.

Entre la cintura al vientre (parte baja del tracto digestivo), se manifiestan los temas que tienen que ver con los desechos, eso que no sirve o no es nutritivo, eso que debe permanecer poco tiempo en el cuerpo.

Los temas de identidad sexual, pasión, capacidad de trascender, miedos y profundos sentimientos se manifiestan en la zona de los genitales.

Las piernas hablan del soporte, el contacto con la realidad y con lo concreto. Mientras que los brazos son los que le permiten a las personas proyectarse al futuro, sin perturbar si equilibrio. Con ellos, se puede colocar distancia o acortarla.

De acuerdo al especialista consultado, para realizar el trabajo desde el abordaje de la Bioenergética, es necesario construir la historia de vida con el paciente y revisar desde allí y desde la observación, cuáles son los bloqueos energéticos que tiene la persona, para poder trabajarlos y desbloquearlos con ejercicios terapéuticos.



Según el lugar

De acuerdo a la parte del cuerpo donde se presenta el signo, habrá una explicación emocional para el mismo. Un breve resumen lo confirma.

* Muslos: tiene que ver con los demás esperan de mi o lo que yo creo que los demás esperan de mi.
* Pantorillas: vinculado a lo que yo espero de mí mismo.
* Rodilla: tiene que ver con cómo articulo las expectativas externas y las internas.
* Tobillo: cómo vinculo mis expectativas con la realidad.
* Pie: habla del apoyo, soporte y equilibrio.
* Cuello: relacionado con el control y con conciliar lo que se siente y se piensa.
* Garganta: puede manifestar problemas para comunicarme.
* Prolapso de bajo vientre: reconcomio.
* Frente: tiene que ver con cómo la persona enfrenta el mundo.
* Espalda: en esta parte, se refleja la historia de vida del paciente, desde la cadera hasta la séptima vertical. En la cadera, se encuentra el día de nacimiento. Y en la cervical, el presente.
* Corazón: problemas emocionales básicos, de afectos primarios.
* Dientes: vinculado a cómo se asimila el mundo.

Según los síntomas

Los signos que se manifiestan también contienen información tanto para el paciente, como para el terapeuta. A tomar nota.

* Gripe: llanto interno. Se presente cuando no la persona no se da el permiso a llorar o no puede manifestar ciertas realidades.
* Dolores de cabeza: se resume en pensar, pensar, pensar y no hacer.
* Dolores musculares en la zona del trapecio: está vinculado a las responsabilidades. La persona se echa el mundo encima.
* Dolores musculares en la zona lumbar: vinculado a no querer ceder o ser inflexible.
* Infarto: habla de cómo la emoción pudo más que la persona.
* Cáncer: el trasfondo es la desesperanza. Cuando hacer más de lo mismo ya no le sirve a la persona.
* Cáncer seno izquierdo: frecuente cuando se presenta el síndrome de nido vacío (los hijos se marchan del hogar)
* Cáncer seno derecho: vinculado al abandono de la pareja.
* Cáncer cuello uterino: problema con lo femenino.



Autor del texto: Raiza Ramirez
Terapeuta consultado: Jose Gabriel Rodríguez.

martes, 12 de agosto de 2008

PROBLEMA DE MÉTODO Y GANANCIA INSUFICIENTE

Otro elemento que entra en juego y que pasa a ser altamente significativo a la hora del proceso terapéutico es identificar cuando la ganancia ulterior resulta insuficiente o no es la que la persona esperaba.

Toda enfermedad tiene inmersa una ganancia ulterior, el reconocimiento de esta ganancia viene dado sólo en una escala personal y con un referente único. Es por ello que a través del viejo y conocido ensayo y error es que, a veces, las personas optan por las manifestaciones psicopatológicas como vehículo para vincularse o desvincularse de los otros.

El problema viene cuando inconscientemente se opta por la enfermedad (cualquiera que esta sea) o por un conjunto de síntomas para hablar o identificar una situación emocional no resuelta y estos son mas fuertes o tienen implicaciones a nivel de vivencia que desconocíamos. Entonces, la relación con los otros está determinada por la dinámica de la enfermedad.

La determinación de la efectividad de la ganancia ulterior vendrá determinada por un proceso de ensayo y error en el cual a veces enfermarse más a veces es la única opción de mantener la relación o la ganancia vigente.

Sin embargo, a veces las implicaciones de sobrellevar la enfermedad resultan agobiantes para el individuo y en el proceso la ganancia ulterior no compensa, en términos emocionales, el desgaste o el padecimiento de la enfermedad como tal.

Esta realidad, se vuelve mucho más aterradora cuando la enfermedad en cuestión es de base degenerativa, pues, eventualmente no habrá nunca una ganancia que compense el desgaste. Salvo sea eso, como castigo o como destino fijado, en términos inconscientes, lo que la persona signó para sí mismo.

Ocurre frecuentemente en enfermedades como el cáncer o la diabetes, que los pacientes no tiene consciencia real de todas las implicaciones de la enfermedad y su tratamiento y una vez inmersos en el proceso de padecer dicha enfermedad, pierden las ganas de vivir pues el desgaste físico y emocional de estar enfermos es enorme.


LA VALIDACIÓN NEURÓTICA.



Partiendo del principio que neurosis es una mala evaluación de la realidad, encontramos que en muchas ocasiones el individuo deja de reconocer opciones y métodos más adaptativos y/o más sanos para obtener esa cuota de atención, afecto, aprecio, límite o espacio vital que necesita preservar.

Sin embargo y a pesar de sí mismo, opta por validar la crítica, el desprecio, el rechazo o “eso” que vuelve agresivo a su entorno desde la percepción personal. Vale decir, si alguien, un desconocido o un tercero insignificativo, te critica o dice algo que no tiene resonancia con la realidad; el individuo simplemente ignorará el comentario o tal vez se sorprenda por lo desubicado del mismo.

Pero muy por el contrario, si el mismo comentario o crítica es hecho por alguien significativo, entonces se valida la fuente y el comentario pasa a tener lugar dentro del marco de referencia y de opciones de lo que la persona piensa de sí mismo.

Este particular hecho cambia, dentro del proceso perceptivo, la historia y hace que dudemos o cuestionemos nuestra percepción y nuestra realidad.

Esta vivencia de rechazo o crítica se torna más crítica cuando lo señalado es algo que el individuo no tiene opción para cambiar o modificar. Por ejemplo, cuando alguien es rechazado por factores raciales, o de tamaño o algún otro referente físico el cual está imposibilitado de modificar.

Entonces, aquí la crítica se vuelve mucho más destructiva y el rechazo tiene un poder que le permite a la persona, posteriormente, usar ese mismo argumento contra sí mismo.

Si embargo, la realidad trasciende el hecho físico y el rechazo planteado por el otro seguramente esté influenciado por una serie de factores mucho más trascendentes que los aspectos físicos mencionados o que los insultos o defectos comentados en momentos de rabia por la contra parte.

Aquí la validación neurótica pasa a jugar un papel determinante en la mecánica del argumento pues si el individuo reconocer que el discurso está teñido de rabia, de prejuicios o similar, de la misma manera dejará de validar el contenido o parte de él y en consecuencia no reaccionará patológicamente por ello. Por está razón desvalorizará el contenido de la crítica en vez de a sí mismo.

LA FUNCIÓN DE LA ENFERMEDAD Y LA GANACIA ULTERIOR.


Si bien parece absurdo en un primer momento plantear que enfermarse es algo bueno, algo útil; resulta ser que para el portador del síntoma puede llegar a ser en algunos casos su forma más efectiva de comunicación con su entorno.

El beneficio que pueda tener el hecho de estar enfermo varía y tiene validez sólo en su contexto histórico personal. Es decir, la misma enfermedad o situación patológica no tiene los mismos beneficios para todos, sin embargo, tienen elementos comunes en las relaciones afectadas o en las áreas de significación emocional.

Me explico, una disfonía está vinculada con la decisión de no comunicarse o tal vez con la indecisión de decir algo. En la medida que se identifique si es pertinente el discurso, se recuperará la voz y se hablará. También, si se asumió el hecho de que no se va a decir lo que se siente o corresponde decir y si se está en paz emocionalmente con ello, se recuperará el habla.

Considerando que hablar que es algo bastante universal, tiene valencias muy personales según sea la profesión, oficio o desempeño de la persona. En el caso de un cantante o de un locutor no solo es un medio de comunicación, sino también su forma de ganarse la vida.

Entonces, ya sea por miedo a poner un límite, por el estrés que genera dar un ponencia en público, por temor al rechazo personal o del contenido del discurso, para evitar una responsabilidad o una confrontación… la disfonía resulta útil y será la forma más efectiva que escogió el inconsciente para, validando sus otros mecanismos de defensa, ponerse a salvo emocionalmente y lograr su objetivo; no comunicar… o no en ese momento.

Sin embargo, es pertinente la acotación de que a nivel inconsciente nosotros vamos a buscar vincularnos con el otro y en consecuencia necesitamos, aunque sea de forma patológica, tener pruebas de que para el otro también somos significativos o en su defecto somos tomados en cuenta.

Plantea Eric Berne, cuando habla de la economía de las caricias, que todos necesitamos un mínimo de caricias, entendiendo por caricias todo tipo de forma de contacto. En función de ello, la enfermedad simplemente es una forma de llamar u obtener una cuota de atención específica que de otra manera resulta imposible para el individuo operacionalizar.

La enfermedad no siempre promueve atención y contacto, sino que, muchas veces lo que se logra es justamente poner ese límite o distanciamiento ante realidades difíciles de manejar o situaciones de alto contenido emocional a las cuales no se les quiere afrontar.

Por otro lado, hay personas a quienes les resulta difícil y en ocasiones imposible plantearse que alguien opte, incluso a nivel inconsciente, por padecer algo como cáncer o enfermedades por el estilo ya que las mismas acarrean una cuota muy alta de sufrimiento.

A veces, justamente esa es la ganancia! Sufrir. Ya sea por que la persona considera y valida para sí la opción de ser castigado o por procesos internos que le hacen sentir culpas que debe expiar y esa es la mejor manera para hacerlo… de eso dependerá a su vez que sobreviva o no.

No quiero decir por ello que esa sea la significación del cáncer, en este caso me refiero solamente a uno de los tanto posibles beneficios que alguien puede encontrar o validar ante una situación por el estilo.

En ocasiones y ante la incapacidad operativa de demandar afecto, atención o cariño, la enfermedad surge como la opción ideal para ello. Se convierte en una herramienta, en un vínculo que mantiene a los demás seres significativos atentos, pendientes y al servicio del enfermo. También se ha visto el caso en donde es ese ambiente el que resulta el óptimo para que terceros de nuestro círculo afectivo se vinculen, se hablen, se ayuden… solo necesitaban una excusa lo suficientemente fuerte y valedera como para no poder negarse, necesitaban una excusa noble.