Toda enfermedad tiene inmersa una ganancia ulterior, el reconocimiento de esta ganancia viene dado sólo en una escala personal y con un referente único. Es por ello que a través del viejo y conocido ensayo y error es que, a veces, las personas optan por las manifestaciones psicopatológicas como vehículo para vincularse o desvincularse de los otros.
El problema viene cuando inconscientemente se opta por la enfermedad (cualquiera que esta sea) o por un conjunto de síntomas para hablar o identificar una situación emocional no resuelta y estos son mas fuertes o tienen implicaciones a nivel de vivencia que desconocíamos. Entonces, la relación con los otros está determinada por la dinámica de la enfermedad.
La determinación de la efectividad de la ganancia ulterior vendrá determinada por un proceso de ensayo y error en el cual a veces enfermarse más a veces es la única opción de mantener la relación o la ganancia vigente.
Sin embargo, a veces las implicaciones de sobrellevar la enfermedad resultan agobiantes para el individuo y en el proceso la ganancia ulterior no compensa, en términos emocionales, el desgaste o el padecimiento de la enfermedad como tal.
Esta realidad, se vuelve mucho más aterradora cuando la enfermedad en cuestión es de base degenerativa, pues, eventualmente no habrá nunca una ganancia que compense el desgaste. Salvo sea eso, como castigo o como destino fijado, en términos inconscientes, lo que la persona signó para sí mismo.
Ocurre frecuentemente en enfermedades como el cáncer o la diabetes, que los pacientes no tiene consciencia real de todas las implicaciones de la enfermedad y su tratamiento y una vez inmersos en el proceso de padecer dicha enfermedad, pierden las ganas de vivir pues el desgaste físico y emocional de estar enfermos es enorme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario