“Ojos que no ven corazón que no siente”. Esta frase
neurótica resume mayormente la ingenua y neurótica expectativa de todo aquel
que tiene algún tipo de patología visual. Así que si tienes lentes o conoces a
alguien que usa lentes correctivos, te interesará saber que cosas no quiere ver.
Una persona con miopía tiene
dificultades para enfocar bien los objetos distantes, lo que puede conducir también
a dolores de cabeza, estrabismo e incomodidad visual. La miopía es frecuente
pero no es el problema visual más común en el mundo, ya que la mayoría de la
población es hipermétrope. Esto ocurre aún en países de alta incidencia de
miopía, como los Estados Unidos, donde aproximadamente el 25% de la población padece esta enfermedad. En países como Japón,
Singapur y Taiwán, hasta una de cada tres personas adultas es miope.
Por lo general la miopía se desarrolla durante la
niñez y adolescencia a medida que el ojo crece, haciéndolo de forma exagerada. Frecuentemente,
es en la edad escolar cuando se hace evidente la mala visión de lejos: no se ve
bien el pizarrón, no se reconoce la cara de las personas a cierta distancia o
no puede leerse los anuncios hasta que ya están muy cerca. Al detenerse el
crecimiento en la adolescencia, se detiene también la progresión de la miopía
en la mayoría de los casos, permaneciendo estacionaria el resto de la vida.
Emocionalmente podemos hablar de una persona a la
que le cuesta proyectarse hacia el futuro y que en ese momento de su vida
encara una serie de toma de decisiones difíciles de ver y reconocer, por eso la
visión borrosa a la distancia. Como contraparte, ve muy bien de cerca, por lo
cual, verá efectivamente sus relaciones inmediatas y será propenso a
desarrollar relaciones de apego y proximidad.
El gesto de bizqueo que se puede notar en alguno
miopes nos habla del sobre esfuerzo por ver el camino y no perder el rumbo. Es
su esfuerzo físico y emocional por mantener una buena perspectiva de lo que
ocurre en su entorno significativo.
Ese esfuerzo visual
vendrá en muchas ocasiones acompañado por un dolor de cabeza que refleja el
conflicto interno del individuo resumido en pensar, pensar y pensar y no actuar
acorde o no tomar las decisiones
oportunas, en este caso las ideas ya no son del todo funcionales.
Por otro lado, tenemos a la
gente que sufre de hipermetropía, que de hecho es la mayoría de la población. Estas personas experimentan dificultad para ver a su entorno inmediato,
es decir, no pueden ver bien de cerca. El hipermétrope prefiere y necesita
cierta
distancia que le permite una mayor acomodación y perspectiva física y
emocional.
Al contrario que el miope, el hipermétrope es un
excelente planificador y puede ver eficientemente a la distancia, lo que se
puede extrapolar como su visión a futuro. Sin embargo, por evidente que le
resulte a otras personas le cuesta y en algunos casos es incapaz de reconocer
lo que ocurre en su entorno inmediato.
Así que por un problema meramente óptico, de
enfoque y perspectiva, si por casualidad tenemos una pareja formada entre un
miope y un hipermétrope tendremos un choque de perspectivas y de necesidades en
donde uno se ve muy claro a futuro pero no sabe como dar el primer paso y el
otro ve perfectamente la cotidiano y lo inmediato pero no puede ver a donde va
la relación.
Por ejemplo, tendríamos una persona (miope) que
dice “amor de lejos, felices los cuatro”
pues no entiende, no puede ver bien como la distancia física posibilita una
relación de pareja en oposición de una persona (hipermétrope) que pide un poco
de “espacio” y “distancia” no por que ame menos a su pareja, sino porque se siente
ligeramente sofocado.
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