martes, 20 de septiembre de 2011

Ojos que no ven corazón que no siente. Segunda Entrega. Astigmatismo y la ceguera en las relaciones significativas.


Si bien, como comenté en el artículo anterior, el problema del miope o hipermétrope radica en la distancia emocional que el individuo considera a nivel inconsciente como óptima para ver o dejar de ver lo que ocurre a su alrededor, en este caso el problema vendrá dado según el tipo de relación.
Etimológicamente, astigmatismo proviene del griego "a" sin, "stigma" punto; es un estado ocular que generalmente proviene de un problema en la curvatura de la córnea, lo que impide el enfoque claro de los objetos que se encuentran sobre los ejes verticales u horizontales ya sea que estos estén cercanos o lejanos.
La córnea, que es redonda, sufre un achatamiento en sus polos, lo cual produce distintos radios de curvatura en el eje del ojo, por ende cuando la luz llega al ojo, específicamente en la córnea, la imagen que se obtiene es poco nítida y distorsionada. En el astigmatismo, la magnitud del error de enfoque es diferente según el eje del meridiano de fijación, esto hace que los objetos se vean distorsionados.
Mayoritariamente el astigmatismo es de origen hereditario, pero también se puede producir por culpa de complicaciones en intervenciones quirúrgicas, traumatismos o enfermedades. Además de afectar la visión, puede producir dolores de cabeza o mareos, ya que el ojo intenta compensar el defecto con la acomodación, con el consiguiente esfuerzo muscular.
Existen diversos tipos de astigmatismo:
        Astigmatismo simple: aparece en un solo eje (vertical u horizontal)
        Astigmatismo compuesto: además de afectar a un eje se asocia a la miopía o la hipermetropía y suma ambas patologías tanto a nivel físico como emocional.
        Astigmatismo mixto: cuando un eje se enfoca delante de la retina (miópico) y otro detrás de la retina (hipermetrópico). 
La significación emocional del astigmatismo vendrá determinada por el eje afectado. Si el problema está en el eje horizontal, entonces la persona en cuestión tendrá dificultades para relacionarse con sus iguales (hermanos, pareja, compañeros de trabajo y todo aquel que esté desempeñando un rol similar al del individuo), a ellos los ve como inferiores o superiores invariablemente, ya sea atribuyéndole defectos o cualidades que no reconoce en sí mismo.
En cambio si el problema radica en el eje vertical, las dificultades estarán en las relaciones con los superiores y/o subordinados (como los padres o figuras de autoridad, hijos, empleados y personas a su cargo o que dependan de él o su directriz). Estas personas ven como más cercanas a sus subordinadas o sus superiores. Es muy típico observar a una madre que se siente amiga de su hija y que inclusive compite por su popularidad con los amigos de la hija en vez de mantener su rol ejemplar (1) o un empleado que asegura: mi jefe es mi “amigo” obviando que la relación inicialmente es de base laboral. (2)

Los astígmatas con problemas en el eje vertical además, tienen un problema a la hora de percibir las normas, por ello dirán frases como “toda regla tiene su excepción”, pues siempre verán y encontrarán atajos o alternativas a la hora de cumplir una norma propuesta.


Ahora el tema se complica cuando el defecto no viene dado sobre el eje vertical o el horizontal, sino que, viene en gradientes y el resultado es un ángulo perpendicular, en este caso, las personas distorsionan tanto las relaciones con sus iguales como las relaciones con las figuras de autoridad, entonces, encontraremos ofertas como la famosa operación colchón, en donde para lograr un ascenso en la carrera se vuelve pareja de su superior… lo cual, en resumen, es una distorsión de ambas relaciones.

(1)    Cuando me refiero a estas relaciones materno filiales, no hablo de aquellas relaciones en las que la madre logra ser confidente de su hija, sino  de aquellas madres que pierden de vista su rol de madre para verse como iguales e inclusive competir por la atención se su hija, en vez de mantener su rol de ente modelo, protector y proveedor.
(2)    Si bien hay relaciones laborales que se estrechan y vínculos que se desarrollan debido a la frecuencia del trato, en este ejemplo en cuestión, me refiero a aquellas personas que suelen ver a sus jefes como grandes amigos e inclusive a sus subordinados. Ser una persona afin, agradable, fiable y confidente no le va a cambiar su rol de empleado.

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