viernes, 23 de septiembre de 2011

Ojos que no ven, corazón que no siente. Tercera Entrega. Estrabismo o dificultad a la hora de poner las cosas en perspectiva.


En el caso del estrabismo, el problema en sí no resulta en ningún tipo de ceguera, sino en la simple pérdida del paralelismo de los ojos. Los dos ojos no miran al mismo sitio, uno de ellos dirige la mirada al objeto que fija, mientras que el otro se desvía en otra dirección.
La desviación puede ser grande y entonces constituye un defecto estético llamativo, pero puede haber casos donde la desviación es muy pequeña y no se aprecia. Este tipo de estrabismo compensado (o "foria") puede pasar desapercibido, pero puede crear los mismos problemas de visión que las grandes desviaciones, particularmente desde el enfoque emocional.
La pérdida del paralelismo de los ojos va a indicar que la persona tiene un tipo de enfoque para sus relaciones familiares y otras para sus relaciones sociales. Hay “ciertas cosas” que les cuesta ver y poner en perspectiva. Recordemos que la perspectiva se logra como el resultado de la visión estereoscópica y al perder el paralelismo entre ambos ojos, automáticamente se afecta la percepción en perspectiva y la capacidad de reconocer efectivamente a qué profundidad se encuentran los objetos.
Otra consecuencia es la disminución de la agudeza visual pues uno de los ojos (el dominante, el que ve mejor) será el órgano que básicamente le envíe la información que el cerebro procesará y al tener menos información, será levemente menos precisa la visión.
En algunos casos podemos encontrar ambliopía, que es cuando la persona ve el filo de su nariz y tiene la sensación de estar viéndose el otro ojo. Aquí emocionalmente se reporta un esfuerzo inconsciente por ver una realidad diferente a la que es. El individuo flexibiliza muchos sus puntos de vista en un área significativa, perdiendo otros como consecuencia; esto ocurre con más frecuencia bajo situaciones estrés.
 Algunos estrábicos en su esfuerzo por compensar el defecto visual, sin darse cuenta, asumen posiciones anormales de sus cabezas, ladeándolas o inclusive inclinando ligeramente el cuerpo, lo cual nos habla de ese inconsciente descontrol y descompensación por la cual, en algunas situaciones quedan vulnerables o expuestos ante terceros sin quererlo. A veces, en este mismo proceso y como consecuencia de la inclinación, antes mencionada, la persona desarrolla mucha tensión en el cuello, la cual puede concluir en tortícolis. En estos casos, encontramos resistencia o dolor para ver hacia el pasado.

Otros estrábicos experimentan diplopía, o visión doble, lo que refiere a una incapacidad transitoria para concentrarse en una solo tema o en la dificultad para apreciar en su justa distancia los elementos que componen ese tema. Es como si, constantemente, se preguntara qué va dónde y luego cuestionara si efectivamente van ahí o debieran ir en otro lado mejor. ¿Qué hago con mi vida? ¿Esto es lo correcto? ¿Hasta cuándo debo seguir así o aquí?
 Con frecuencia encontraremos que el mal cálculo de las distancias físicas y emocionales se pone de manifiesto en forma de problemas de relación con los otros por no saber dónde ubicarlos, dónde están, dónde deben ir, afectivamente hablando; aunado a una vivencia de que a veces los otros son muy duros o muy ásperos en su trato y en consecuencia son injustos en esa reacción… hasta la próxima entrega.

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